En Navidad, emociones como la alegría y el miedo determinan las elecciones financieras, desde las compras impulsivas hasta las estrategias de ahorro.
En la víspera de la temporada de fin de año, un periodo tradicionalmente marcado por el incremento de gastos y decisiones económicas significativas, se vuelve imperativo comprender el papel que juegan nuestras emociones en estas decisiones. Según la profesora Andrea Niño del Consultorio de Psicología de la Universidad El Bosque, las emociones no sólo influyen en nuestras elecciones financieras, sino que a menudo las dictan.
En el núcleo de esta relación entre emociones y finanzas, encontramos que emociones como la alegría, el miedo o la tristeza activan regiones específicas en nuestro cerebro. Estas activaciones pueden desembocar en decisiones económicas impulsivas o irracionales, alterando nuestros planes y expectativas. La temporada festiva, con su carga emocional, amplifica este fenómeno.

La alegría, el miedo y la tristeza activan regiones cerebrales específicas, llevando a veces a elecciones económicas impulsivas. Foto: Pexels.
La alegría, por ejemplo, nos inclina hacia un mayor gasto e inversión al aumentar nuestra percepción de logro y esperanza. Por el contrario, emociones como el miedo pueden restringir decisiones significativas, afectando aspectos tan vitales como la educación o la adquisición de vivienda.