Publicado el:
Jul
16
Investigaciones

Milena Vásquez, la investigadora que encontró un patrón de atención particular en agresores sexuales de niños

Por medio del rastreo de movimientos oculares se identificaría qué partes del cuerpo despiertan interés en hombres condenados por delitos sexuales.
MilenaVasquez-elbosque

Milena Vásquez, Ph.D. en Neurociencias e investigadora del Laboratorio de Psicología Experimental de la Universidad El Bosque, realizó una investigación cuyo objetivo era poner a prueba un paradigma para medir la respuesta ocular frente a determinados estímulos, enfocándose en los hombres condenados por delitos sexuales contra niños que se encuentran en la cárcel La Picota.

En colaboración con Alexa Rodríguez y Juan David Leongómez, docentes e investigadores  de la Facultad de Psicología, la Dra. Vásquez adaptó y aplicó una técnica no invasiva basada en el método Eyetracking, que permite observar distintos tipos de reacciones hacia estímulos visuales.

“Los seres humanos nos orientamos hacia estímulos emocionales por supervivencia o en el caso de estímulos sexuales, para la reproducción y la elección de una potencial pareja. Nuestro sistema prioriza características corporales identificables y relevantes. Sin embargo, en el abuso sexual infantil y la pedofilia, existe una desviación cognitiva hacia características sexualmente inmaduras en el cuerpo de los niños”, explica la Dra. Milena.

Este fue el primer estudio desarrollado en Latinoamérica que permite comparar respuestas oculares hacia estímulos infantiles y estímulos adultos para encontrar sesgos cognitivos hacia las características sexualmente preferidas por agresores sexuales de niños.

Te puede interesar: ¿Cómo aportar a la educación de niños en situación de enfermedad u hospitalización?

La investigación duró tres años, durante los cuales se estudiaron preferencias típicas (hacia el sexo opuesto), atípicas no desviadas (hacia el mismo sexo) y preferencias sexuales atípicas desviadas en 79 sujetos condenados por delitos sexuales y no sexuales, lo que permitió encontrar varias limitaciones y conclusiones importantes, como que “el pedófilo no necesariamente es abusador, y viceversa, razón por la cual se hace relevante atender y diferenciar su perfil tanto como el de su víctima”.

Existe una tendencia a mirar más rápido cuerpos de niños que de mujeres adultas y la región del pecho es la que más atrae su atención. “El grupo de abusadores sexuales de niños tienden a mirar más tiempo los estímulos de niños del sexo masculino en comparación con otros grupos de delincuentes sexuales, no sexuales y hombres de la población general, apoyando la hipótesis de que el abuso sexual hacia los niños es un factor de riesgo mayor para el diagnóstico de pedofilia”.

Debe ponerse especial atención al perfil del agresor en otras características psicológicas y de allí la importancia del trabajo interdisciplinar. Así mismo, hay señales de alerta que deben ser consideradas, como el haber tenido un historial de uso, producción o distribución pornografía infantil, haber abusado de víctimas infantiles del sexo masculino, que la víctima sea extrafamiliar o menor de 12 años, entre otras.

Sin embargo, “no existe está información en las cárceles”. Para la Dra. Vásquez, el sistema penitenciario y judicial colombiano no está integrado y genera que los agresores, quienes tienen un trastorno, no reciban el tratamiento ajustado a su perfil y sea un delito cada vez más estigmatizado. “Solo 99 de 700 encuestados condenados por  delitos sexuales en La Picota aceptaron su responsabilidad en los hechos que cometieron”.

“El estigma social, la falta de inversión en ciencia y el desconocimiento de la problemática nos hace plantearnos alternativas facilistas para solucionar el problema”, agrega, explicando que la gente no quiere investigar el delito desde el punto de vista del  agresor, un factor necesario para la prevención y evaluación de riesgo de la agresión sexual infantil. “Tenemos la responsabilidad de hacerlo porque entenderlo nos permite prevenir la reincidencia en el delito e identificar la peligrosidad del agresor”.