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Sep
22
Medio Ambiente

Los ecosistemas después del COVID-19: ¿recuperación o ilusión?

Como consecuencia del confinamiento, la humanidad les ha dado un respiro a las áreas naturales, que han mostrado signos de recuperación
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Las presiones que los seres humanos ejercemos sobre nuestro planeta son múltiples y muy variadas, la gran mayoría de ellas tienen que ver con la satisfacción de nuestras necesidades de alimento, agua, fibras, minerales y muchos otros recursos naturales, que son la base de nuestro modo de vida actual.

Sergio Andrés Llano Consuegra, profesor asociado del programa de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad El Bosque, explica que entre más personas existan en el planeta, mayor va a ser la demanda de estos bienes y servicios, y mayor va a ser el impacto sobre los ecosistemas que los proveen; también indica que es por este motivo que en el último siglo la presión sobre el medio ambiente se ha incrementado tanto, pues se encuentra directamente relacionada con la población humana mundial, que pasó de aproximadamente 1.650 millones de personas en 1.900 a casi 8.000 millones en 2020.

El confinamiento que una gran parte de la población mundial ha adoptado como parte de las medidas para disminuir la posibilidad de contagio con el SARS-CoV-2 (o nuevo coronavirus) ha hecho que la presencia humana en áreas tanto naturales como transformadas haya disminuido notablemente en los últimos 4 meses en diversas partes del mundo. Muchos medios de comunicación y redes sociales han divulgado fotografías y videos de animales silvestres merodeando por áreas urbanas, lo cual ha sido considerado como evidencia de que la naturaleza “recupera sus espacios”. Esto, junto con las ideas de que una vez pase la pandemia seremos “mejores” o “más responsables”, ha generado una ola de optimismo y de fe basada en que nos relacionaremos de una forma más armónica

La relación de los seres humanos con la naturaleza es tan estrecha, que cualquier cosa que hagamos tiene efectos importantes, ya sea positivos o negativos, sobre el medio ambiente. Debemos recordar siempre que, sin naturaleza, la humanidad no podría existir, pero si la situación se invierte, la naturaleza seguirá adelante aún sin nosotros.

A pesar de la curiosidad que produce ver que los animales silvestres se aventuran en lugares donde no se veían antes del confinamiento, las dinámicas naturales dependen de procesos a largo plazo y los impactos negativos del ser humano sobre la naturaleza no se eliminan en un periodo tan corto de tiempo. Aún si nos confináramos durante un año, dos o cinco, la recuperación de los ecosistemas apenas comenzaría a ser evidente. Teniendo en cuenta las dificultades que esto representaría para nuestro sistema productivo y las consecuencias en la economía, muy seguramente el tiempo de encierro no será tan largo. Y en el momento en que de nuevo haya la posibilidad de movernos sin restricciones, el medio ambiente regresará rápidamente a las condiciones previas a la pandemia, con muchos impactos negativos sobre este.

El profesor Llano advierte que los ecosistemas necesitan mucho más que simplemente disminuir nuestra presencia física en ellos y asegura que la solución se basa en una reestructuración completa de nuestras ideas sobre lo que significa el concepto de desarrollo, entendido no únicamente como el crecimiento desmedido que ha tenido lugar durante gran parte del último siglo, sino en su acepción más profunda que involucra la sostenibilidad, esto es, usar los recursos que necesitamos sin agotarlos y desarrollando una relación realmente armónica y equitativa con la naturaleza, una especie de “gana-gana”.

Por último, el docente del programa de Biología hace un llamado a la reflexión indicando que, si logramos equilibrar el balance de nuestra relación con la naturaleza, no será necesario que nos encerremos para sentir que le estamos dando un respiro al medio ambiente. Por el contrario, tanto humanos como naturaleza respiraremos profundamente al mismo tiempo y la buena salud de los ecosistemas ya no será noticia sino algo cotidiano; literalmente, será “parte del paisaje”.