A principios de 2010 se formuló el concepto de Ciudades inteligentes, como una ciudad altamente funcional, basada en el uso de la tecnología, la planificación urbana y la participación civil, con el objetivo de lograr de manera sostenible una mayor eficiencia y rapidez en los procesos de gestión, la reducción de costos y en consecuencia una mejor calidad de vida para sus habitantes. Según Kumar (2020), una ciudad inteligente tiene seis componentes: vida, personas, movilidad, economía, entorno y gobierno inteligentes.
Las ciudades inteligentes pueden ser consideradas como un área creativa, que fomenta el aprendizaje y la innovación junto a la presencia de instituciones y centros de educación que cuentan con edificios digitales y tecnológicos. Se puede considerar una ciudad como inteligente cuando comprende capital humano y social, infraestructura de comunicaciones y desarrollo sostenible (Sikora – Fernández, 2017).
El concepto de campus inteligente, invita a reflexión sobre la manera en que los campus universitarios interactúan con las personas y el medio ambiente, propiciando escenarios de aprendizaje.
Los recursos ubicuos a su vez, propios de los campus inteligentes, facilitan el acceso a las fuentes y recursos para el aprendizaje desde cualquier locación o escenarios de práctica, y favorecen el uso extendido de la minería de datos, posibilitando el análisis de gran cantidad de información dispersa, para darle sentido, convertirla en conocimiento y fuente de toma de decisiones para beneficio de las comunidades universitarias.
Todo esto nos lleva a una reflexión sobre el papel de la Universidad El Bosque en la transformación cultural digital, apropiando los cuatro componentes fundamentales de los campus inteligentes: (1) el estudiante inteligente, (2) el conocimiento inteligente, (3) el aprendizaje inteligente y (4) la Interacción inteligente.
Lo anterior, sumado al aprovechamiento de servicios personalizados que brindan acceso al aprendizaje en cualquier lugar, en cualquier momento y, de todos modos, en donde la interacción responde a los cambios inesperados y se adapta ágilmente a las condiciones, y conforma un entorno digital que favorece el crecimiento de las personas y el desarrollo de las regiones
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Lo anterior, sumado al aprovechamiento de servicios personalizados que brindan acceso al aprendizaje en cualquier lugar, en cualquier momento y, de todos modos, en donde la interacción responde a los cambios inesperados y se adapta ágilmente a las condiciones, y conforma un entorno digital que favorece el crecimiento de las personas y el desarrollo de las regiones