Publicado el:
Jun
18
Educación

El reto de dictar clases en línea

Decana de la Facultad de Educación, habla sobre los desafíos que trae para los profesores impartir clases en época de aislamiento social.
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La educación en línea ha estado rondando los escenarios educativos desde hace varias décadas, sin embargo, para muchos docentes e instituciones la mejor forma de abordarla seguía siendo un desafío inexplorado. La situación generada por la actual pandemia obligó a los sistemas educativos a recurrir a esta forma de enseñanza y aprendizaje, que afortunadamente lleva un recorrido importante, para dar continuidad a sus actividades académicas en todas las áreas.

Un primer paso para aproximarse a la educación en línea, es revisar las prácticas exitosas llevadas a cabo en programas alrededor del mundo y adecuarlas al contexto propio, esto nos permite empezar, con una base sólida y basada en la evidencia, nuestros propios procesos. Ahora bien, existen algunas consideraciones para garantizar el éxito en los procesos de formación en línea, es necesario tener en cuenta, por ejemplo, que existen diferentes estilos de aprendizaje entre nuestros estudiantes y por ello, debemos ofrecer en nuestros cursos algo que se denomina ‘diferentes formas de representación’ de acuerdo con los principios del diseño universal para el aprendizaje. Esto no es más que incluir variedad en la forma en que se presentan los conceptos y se desarrollan los contenidos, de tal manera que la información y el nuevo conocimiento le llegue a todo el mundo independientemente de su estilo propio y esto incluye a personas con alguna discapacidad o talento excepcional.

Otro elemento clave a la hora de manejar una clase en línea es la comunicación, el modelo de Comunidad de Indagación (Community of Inquiry) habla de tres presencias en un ambiente educativo en línea: presencia cognitiva, presencia docente y presencia social. La presencia cognitiva hace referencia a la capacidad del grupo de construir conocimiento mediante la comunicación, reflexión y discusión como grupo; la presencia docente es la establecida por el profesor en donde se evidencia su acompañamiento y su capacidad de promover entre sus estudiantes el logro de resultados de aprendizaje; y la presencia social hace referencia a las relaciones interpersonales y a la capacidad de identificarse como parte de una comunidad.

Particularmente, para establecer la Presencia Docente, se debe evidenciar disposición y disponibilidad por parte de los profesores, así como un seguimiento continuo a los procesos de los estudiantes, más puntualmente, poder llamar o escribir oportunamente cuando alguien deja de asistir a clases, poner a disposición de los estudiantes canales de comunicación que son atendidos de manera regular (establecer un máximo de 24 horas para responder correos o mensajes, con excepción de los fines de semana), establecer “horas de oficina” para la resolución de dudas, dejar mensajes regularmente en las aulas con recordatorios o tips útiles, son algunas de las acciones que se pueden llevar a cabo para establecer presencia y para fortalecer la comunicación.

Un estudiante que se siente acompañado en su proceso y que siente que está avanzando en sus metas personales, es un estudiante motivado que alcanzará los logros de aprendizaje propuestos independientemente de la metodología.

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En general, las clases en línea tienen el potencial de ser tan buenas o incluso mejores que las clases presenciales tradicionales como lo sugieren varios estudios de investigación hechos sobre este tema; estas clases permiten flexibilidad, acceso permanente a los conceptos y contenidos y el poder garantizar llegarle a las personas con diferentes estilos de aprendizaje y diferentes necesidades académicas, lo importante es seguir las recomendaciones y criterios desarrollados a través de muchos años de experiencia e investigación.

La actitud y disposición con la que, tanto profesores como estudiantes, asuman este nuevo reto es esencial para garantizar el éxito de estas clases. Entender que no hay una única manera de llegar al mismo fin, nos permite avanzar hacia la transformación del sistema educativo actual.

Una vez puestas en marcha estas prácticas de educación en línea, el docente sabrá desarrollar los mismos lazos con sus estudiantes y transmitirles ese amor por lo que se hace en la misma escala en que lo haría teniéndolos a todos en frente en un aula regular. Este proceso requiere mucha dedicación, tiempo y esfuerzo, pero vale la pena una vez se empiezan a recoger los frutos.

Por: Marta L. Montiel, Ph.D. Decana de la Facultad de Educación de la Universidad El Bosque.