Gracias a este ejercicio la energía volverá a fluir por el cuello, ahora no tan tenso, y podrás pensar con mayor claridad.
1. Siéntate en una silla con la espalda recta.
2. Pon la mano sobre la parte del cuello donde se concentra la tensión.
3. Deja que fluya el calor de las manos a la zona dolorida.
4. Potencia el efecto oprimiendo el cuello suavemente.
5. Si lo deseas, también puedes masajear la zona suavemente. Para ello, ayúdate de instrumentos como un rollo de masajes.
6. Respira profundamente y disfruta la relajación.
Las compresas calientes o frías pueden aliviar los dolores de cuello. La aplicación de hielo es efectiva en casos de molestias musculares o tras un masaje de cuello.